La leishmaniosis es una enfermedad zoonótica generalizada, que puede transmitirse a animales y humanos por sus vectores; los flebótomos hematófagos.
Existen varias especies de flebótomos, y contamos con su presencia en Uruguay, su control, que requiere un enfoque integrado y específico, es esencial para prevenir esta enfermedad.
Los flebótomos, son pequeños insectos (1,5-3,5 mm) con apariencia peluda, ojos grandes negros y patas largas, con forma de zancos. Pueden distinguirse de otras moscas pequeñas por sus alas, que son peludas y se extienden en un ángulo de 40º sobre el cuerpo cuando la mosca está en reposo o se alimenta de sangre.
La vigilancia de los mismos es importante, ya que son vectores, entre otras enfermedades, de la leishmaniasis humana y canina. Al igual que sucede con otros vectores de enfermedades, su control requiere un enfoque integrado, que utilice varios métodos diferentes y que se adapte a la situación local.
Existen dos ciclos de transmisión endémicos de la enfermedad: la leishmaniasis humana visceral y cutánea, causada por el parásito Leishmania infantum, y la leishmaniasis cutánea humana causada por Leishmania tropica. Muchos casos de leishmaniasis humana son importados, después de viajar a países tropicales.
En nuestro país, en el litoral norte, específicamente Salto, desde el año 2010 se han diagnosticado en forma progresiva casos de leishmaniasis canina coincidiendo con la identificación del vector: Lutzomyia longipalpis. Aún no hay casos en personas identificados. Esto ha producido un cambio epidemiológico inédito en nuestro país.
Control plagas. Métodos de control
El control ambiental de las larvas es difícil y tiene un valor práctico limitado, ya que los lugares de cría son diversos y, en algunas especies, todavía desconocido. La efectividad de la aplicación de enemigos naturales como larvicidas es limitada y se necesita todavía investigación para evaluar posibilidades efectivas de control biológico.
Para el control selectivo de los adultos (machos y hembras) se están evaluando cebos tóxicos con atrayentes (azúcar), pulverizados en la vegetación o colocados dentro de estaciones de cebo. También existen investigaciones en curso para desarrollar nuevos productos, con bajo impacto en el medio ambiente, personas y animales, incluidos los extractos naturales de plantas.
Aunque se han notificado resistencias en algunas especies, los flebótomos son susceptibles a los insecticidas, como los piretroides y neonicotinoides. Por lo que la fumigación residual de casas y refugios para animales es una estrategia de control eficaz en ambientes peridomésticos. También puede ser eficaz la aplicación de insecticidas en los lugares de descanso, si se conocen. En interiores, el uso de redes tratadas con permetrina como medida de protección personal para prevenir las picaduras puede complementar la acción del rociado residual.
Conocer las áreas de riesgo
La distribución se limita a zonas con temperaturas superiores a 15ºC durante, al menos, tres meses al año. Por debajo de los 10ºC los flebótomos necesitan entrar en un estado inactivo para sobrevivir el invierno, reduciendose así la población reproductora.
Además, requieren suficiente humedad en el ambiente, porque la humedad es un factor importante para la supervivencia de sus huevos, que ponen en grietas y agujeros en el suelo o en edificios, madrigueras de animales o entre raíces de árboles. Sin embargo, tras los picos de lluvia se producen reducciones en el número de moscas de la arena, ya que el exceso de precipitación reduce la cantidad de sitios de descanso diurnos adecuados para los insectos adultos y limita también su actividad de vuelo. Asimismo, un exceso de lluvia provoca la muerte de los estadios inmaduros.
Esto significa que conocer bien la biología y el ciclo de vida del vector es clave para su control. Por ejemplo, al mapear las temperaturas ambientales es posible predecir las áreas de alto riesgo, donde las densidades de vectores serán mayores.
Proteger a los perros
La leishmaniosis es una enfermedad que causa la muerte a la mayoría de perros afectados por ella si no reciben tratamiento y una vigilancia posterior, ya que el parásito causante no se elimina totalmente con el tratamiento y se pueden producir recaidas.
Aunque existen varias estrategias, la mejor medida de control para prevenir la Leishmania infantum canina es tratar a los perros utilizando formulaciones tópicas biocidas, basadas en insecticidas o repelentes (en pipetas, collares o aerosoles) durante el período en que los vectores están activos.
A través de la introducción de perros infectados, la aparición de vectores potenciales puede ser un factor de riesgo real de la dispersión de Leishmania en áreas no endémicas. Mejorar la conciencia de los dueños de mascotas de la necesidad de la aplicación tópica de repelentes de forma regular, como medida preventiva contra la picadura del mosquito, es una excelente manera de controlar y prevenir la expansión de la infección en los perros.
Fuentes: ECDC y Controlling phlebotomine sand flies to prevent canine Leishmania infantum infection: A case of knowing your enemy, Research in Veterinary Science
DERIBAL S.A. aporta herramientas para combatir y ahuyentar el mosquito destacando productos con piretroides, el insecticida mas indicado para estas etapas
SOBRE EL PERRO: Pipeta NOPICAN. Imidacloprid 10,0 %, Flumetrina 1,0 %
EN EL AMBIENTE: Insecticidas Agrocade y Stokade (cipermetrina) y Fendona (alfacipermetrina)
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